Científicos de las universidades de Vermont, Tufts y del Instituto de Ingeniería Biológica de Harvard crearon los primeros robots vivientes. Y como si eso no fuera suficientemente sorprendente, estos robots tienen la capacidad de reproducirse.
Estas creaciones, llamadas xenobots, fueron incubadas a partir de células vivas de la rana africana Xenopus laevis. Miden menos de un milímetro, tienen forma de gota y sus cuerpos fueron programados para moverse en determinadas direcciones.
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Ciertamente, los investigadores han descrito a estos robots como organismos vivos, pero programables. Pero, ¿los robots no deberían ser dispositivos metálicos?
La respuesta corta es que no. Para Sam Kriegman, uno de los científicos detrás de la investigación de los xenobots, señala que un robot es definido por lo que hace para las personas.
Pero estos organismos programables de pronto empezaron a reproducirse de manera espontánea, y de una forma diferente a la de animales y plantas. El xenobot agrupa cientos de células individuales y las organiza en robots “bebé”. Después de algunos días, los “bebés” se vuelven exactamente como sus “padres”.
Después de analizar su comportamiento, lo científicos decidieron ayudarles a reproducirse más fácilmente. Una inteligencia artificial probó miles de millones de formas corporales para ver cuál haría más eficiente la reproducción de xenobots. Curiosamente, la máquina llegó a una forma de C similar a Pac-Man.
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Por ser capaces de “cargar” otras sustancias cuando se mueven, en el futuro los xenobots podrían ser útiles para captar microplásticos en los océanos o incluso para desbloquear arterias. Aunque la biotecnología que se autoreproduce puede sonar preocupante, los científicos dicen que estas máquinas vivientes están contenidas en un laboratorio y son fácilmente extinguibles.
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