Los ciudadanos de California podrían tener que decir adiós al bacon en cuestión de pocos meses. Y no será una renuncia voluntaria: nuevas reglas legales podrían hacer que el bacon y cualquier otro producto cárnico derivado del cerdo sea difícil de conseguir en el Estado Dorado.
A principios del próximo año, California comenzará a hacer cumplir una iniciativa de bienestar animal aprobada abrumadoramente por los votantes del estado en 2018. La llamada Proposición 12, Propuesta de Confinamiento de Animales de Granja requiere que los animales criados en jaulas sean alojados de acuerdo a estándares específicos en cuanto a libertad de movimiento y superficie mínima de suelo.
En el caso de los cerdos, la nueva normativa exige un espacio mínimo de 6 x 4 pies (1,8 x 1,2 metros) frente a los 5,5 x 3,5 pies permitidos ahora. Es decir, cada animal deberá contar con 24 pies cuadrados (2,22 metros cuadrados) de espacio vital. “Lo suficiente para poder darse la vuelta, tumbarse y estirarse”.
La Proposición 12 afectará de manera general a la industria cárnica del cerdo en tanto que prohíbe la venta en California de cualquier carne de cerdo cruda procedente de animales criados en condiciones que no respeten estos estándares.
La carne de cerdo tampoco podrá proceder de la descendencia directa de una cerda confinada en condiciones distintas a las estipuladas, independientemente de si los animales se criaron en California o en un estado diferente.
La Propuesta 12 también prohíbe la venta en California de huevo y carne de ternera si son producto de un confinamiento extremo.
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Según el Consejo Nacional de Productores de Cerdo, menos del 1% de la producción de carne de cerdo de EEUU cumple con los requisitos de la Proposición 12. Otras estimaciones más optimistas elevan la cifra hasta el 4% de las operaciones porcinas.
A ese dato desolador hay que sumar el hecho de que California representa el 15% del mercado de carne de cerdo en EEUU. El estado consume alrededor de 111 millones de kilos de carne porcina al mes, según datos de Rabobank. Y el 83% de esa carne llega desde fuera de California.
A menos que los tribunales intervengan o el gobierno estatal apruebe una moratoria, California perderá casi todo su suministro de carne de cerdo en enero.
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En los últimos días han proliferado las voces que anuncian “la prohibición del bacon en California”. Twitter se ha llenado de estadounidenses enojados que se hacen eco de la noticia (falsa) como si fuera el enésimo ejemplo de las políticas terribles de un estado supuestamente fallido por sus posturas liberales. Pocas de esas personas se hacen eco de la motivación de la nueva regulación: asegurar un tratamiento más humano de los animales de granja.
La realidad es que pocas granjas han hecho esfuerzos para adaptarse a la nueva normativa. La industria porcina ha presentado demandas para tumbar o retrasar la aplicación de las nuevas reglas, pero los tribunales han apoyado la ley de California.
Los productores justifican su inacción aludiendo a los costos de adaptar sus explotaciones a los nuevos requisitos. También dicen estar a la espera de que California emita regulaciones formales sobre cómo se administrarán y se harán cumplir los nuevos estándares.
El Departamento de Alimentación y Agricultura de California ha respondido diciendo que, aunque las regulaciones detalladas aún no están terminadas, las reglas clave sobre el espacio vital se conocen desde hace años.
El Consejo Nacional de Productores de Cerdo ha solicitado ayuda federal al Departamento de Agricultura de EEUU. Piden que se subvencione la modernización de las instalaciones porcinas en todo el país. Pero más allá del problema de los costes, detrás de la ‘guerra cultural del bacon’ parece asomar la sombra de una industria porcina que muestra un total desprecio por el bienestar animal.
El emprendedor Dave Asprey, firme defensor del consumo de carne, ha aplaudido la nueva regulación de California, criticando a su vez a la industria. “La mayoría de la carne de cerdo en EEUU se cría en condiciones similares a las de una prisión. Los animales ni siquiera tienen suficiente espacio para darse la vuelta o acostarse. La gran industria alimentaria está luchando para mantener los estándares de crueldad animal. Les preocupa que la carne de cerdo pueda costar un 15% más si los animales son torturados menos”.
“La gran industria alimentaria está luchando para mantener los estándares de crueldad animal. Les preocupa que la carne de cerdo pueda costar un 15% más si los animales son torturados menos”
Josh Balk, vicepresidente de la división de protección de animales de granja en Humane Society of the United States, pide a la industria porcina que recapacite y acepte la opinión abrumadora de los californianos que quieren que los animales sean tratados de manera más humana.
“¿Por qué los productores de carne de cerdo tratan constantemente de revocar las leyes relacionadas con la crueldad hacia los animales?”, se pregunta Balk. “Debería decir algo sobre la industria porcina que su monus operandi sea perder en las urnas cuando intentan defender sus prácticas y luego, cuando se aprueban leyes de crueldad animal, hacer todo lo posible para tratar de revocarlas”.
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