«Una vez me dijeron que fuera al jardín trasero de la escuela y mirara la obra por la ventada del aula»
Aunque muchos se nieguen a admitir que aún existe un estigma alrededor de los tatuajes, hay personas que siguen siendo discriminadas por este motivo y el caso de Melissa Sloan es una prueba de eso.
Melissa vive en Gales y desde hace años comenzó a tatuar su cuerpo. Según cuenta, desde entonces ha sido estigmatizada y ha sufrido burlas en redes por su aspecto, pero lo que ocurrió en la escuela de sus hijos se pasó de la raya: las directivas del colegio le prohibieron la entrada a la fiesta navideña.
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Melissa no puedo entrar a la escuela por tener la cara tatuada
Además de prohibirle el paso a la escuela la invitaron a ver la obra de teatro en la que participaban sus hijos desde el jardín, es decir, por una de las ventanas del aula.
Fue Melissa quien reveló lo ocurrido durante una entrevista con Daily Star, en donde, además, lamentó que ni en Navidad pueda descansar de los prejuicios y el rechazo por tener tatuajes en su cuerpo.
«Una vez me dijeron que fuera al jardín trasero y mirara por la ventada del aula. Los maestros me dijeron que hiciera eso, por eso no voy a las obras de teatro de la escuela», manifestó Melissa.
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Ella aseguró que junto a su pareja Luke han decidido que sea él quien asista a las reuniones de sus hijos en la escuela. Él no tiene la cara tatuada y no le prohíben la entrada en el colegio, pero no es algo que ellos hagan con gusto.
«Él (Luke) irá esta noche a la fiesta de los niños porque no puedo ir allí porque no me quieren», afirmó la madre.
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Cambiar a sus hijos de escuela no es una opción, así que por ahora Melissa ha tenido que aguantar los desplantes y discriminación a la que ha sido sometida por parte de las directivas, padres y maestros del colegio.
«Me siento mal porque no puedo ir allí, ni a la fiesta de Navidad porque sé cómo son (los maestros y los padres) conmigo», sentenció. 🙁
Durante la entrevista Melissa no reveló el nombre del colegio en donde no la dejan entrar por tener su cara tatuada. Lo que es un hecho es que, aunque muchos se nieguen a aceptarlo, lo normativo sigue siendo ley y lo alternativo sigue incomodando.
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