‘El baile de los 41’ es un filme dirigido por David Pablos inspirado en un episodio histórico del siglo XX. Un hecho cuyo protagonista es Ignacio de la Torre, el yerno del presidente Porfirio Díaz.
A las tres de la mañana del 18 de noviembre de 1901, un gendarme de la capital mexicana escuchó el barullo de una fiesta que se celebraba a puerta cerrada, y tocó para solicitar a los anfitriones la licencia correspondiente.
Lo que sucedió a continuación fue narrado así por El Popular, uno de los periódicos de la época:
“Salió a abrirle un afeminado vestido de mujer, con la falda recogida, la cara y los labios llenos de afeite y muy dulce y melindroso de habla. Con esa vista, que hasta al cansado guardián le revolvió el estómago, se introdujo éste a la accesoria, sospechando lo que aquello sería y se encontró con cuarenta y dos parejas de canallas de éstos; vestidos los unos de hombres y los otros de mujer, que bailaban y se solazaban en aquel antro”.
Aquella reunión clandestina de 42 hombres de clase alta terminó con la irrupción de la policía y la humillación pública de los participantes. Un siglo después este hecho fue clasificado por la comunidad LGBT como la “primera redada homófoba del siglo XX en México”.
La crónica de El Popular continúa: “aún los vestidos de mujeres fueron llevados a la Comisaría respectiva, de donde pasaron a la cárcel de Belén, por ataque a la moral a disposición del Gobernador del Distrito”. Luego el redactor advierte que omitirá los detalles “por ser en sumo asquerosos”.
Las notas periodísticas de los primeros días –que sin excepción se mofaban de los implicados en el escándalo– hablaban de 42 detenidos. Pero al poco tiempo se ajustó ese número a 41 y se dice que fue por órdenes expresas del presidente. El yerno de Porfirio Díaz, Ignacio de la Torre, el esposo de su hija Amada Díaz, hacía parte de la lista.
El episodio, grabado en el imaginario como ‘El Baile de los 41’, “fue la salida del clóset de la homosexualidad ante la sociedad de la época”, sostiene Monika Revilla, la responsable de que este fragmento de la historia de México pueda verse próximamente en la gran pantalla y en Netflix.
Revilla es guionista y ha colaborado en series como ‘La casa de las flores’ o ‘Juana Inés’; sin embargo, esta es la primera vez que un proyecto suyo llega a convertirse en película. ‘El baile de los 41’ fue dirigida por David Pablos, también director de ‘Las elegidas’ (premio Ariel a Mejor Película 2016).
La guionista mexicana cuenta a PlayGround que a raíz de su interés por los temas de género, feminismo y diversidad sexual, se topó con la historia del yerno de Porfirio Díaz hace más de seis años. De inmediato la imaginó en su versión audiovisual.
“Pensé que tenía que verse en pantalla; es muy cinematográfica y es un México que en el extranjero se desconoce por completo”.
Carlos Monsivais también escribió sobre esa fiesta frustrada de principios del siglo XX en el ensayo ‘Los 41 y la gran redada’. A partir de las distintas crónicas de la época el autor describe los objetos que fueron confiscados.
«Faldas, perfumes caros, pelucas con rizos, caderas y pechos postizos; aretes, choclos bordados, maquillajes de blanco o de colores estridentes, zapatos bajos con medias bordadas, abanicos, trajes de seda cortos, ajustados al cuerpo con corsé”.
Otro de los objetivos de Revilla era traer al presente un episodio histórico cada vez menos conocido entre las nuevas generaciones mexicanas.
“Mis papás y su generación dominaban perfectamente la anécdota, pero siento que durante un siglo se estuvo contando como un chisme; como un motivo de burla hacia la comunidad gay”, dice la guionista. “Yo quería darle la vuelta a esa narrativa y darle la importancia que creo que tiene dentro de la historia de la sexualidad en México”.
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Quienes han estudiado este hecho histórico coinciden en que su gran mérito fue que por primera vez se habló abiertamente de la homosexualidad. “Antes era algo desconocido o muy tabú; algo que quizá se podía inferir con una mirada o con un doble sentido pero que no se trataba directamente”, continúa Revilla.
“A partir de ‘El Baile de los 41’ fue imposible no hablar del tema porque era de lo que todo el mundo hablaba, y siempre el primer paso es aceptar o reconocer la existencia de algo”.
Sin embargo, la ‘salida del clóset’ de la sociedad mexicana no estuvo exenta de violencia. Los 42, con excepción del yerno de Porfirio Díaz, fueron humillados y maltratados públicamente. “Estuvieron detenidos por motivos discrecionales”, explica Monika, “pues en México nunca existió una ley que condenara la sodomía o la homosexualidad, como en otros países”.
En el código mexicano, una fiesta gay constituía un “ultraje a la moral” y por eso los culpables recibieron castigos físicos y fueron obligados a barrer las calles con los vestidos de la noche anterior. Los de mayor influencia fueron liberados, pero 19 de ellos fueron enviados a Yucatán a realizar trabajos forzados para pagar por su ‘crimen’.
Ignacio de la Torre y Mier era el heredero de un imperio azucarero, y tras ingresar a la familia presidencial, fue diputado y candidato a gobernador del Estado de México. Amada Díaz era hija de una indígena de Guerrero, por lo que creció en un entorno humilde hasta su adolescencia, cuando Porfirio Díaz la llevó a vivir con él a la capital del país. Se casaron en enero de 1888, y a pesar de que la sexualidad de Ignacio era un secreto a voces, la pareja se mantuvo junta hasta la muerte de él, en 1918.
El actor Alfonso Herrera interpreta a Nacho de la Torre, quien es el protagonista de ‘El baile de los 41’. La guionista explica que quiso contar la historia “desde el punto de vista del 42” por ser el representante del conflicto.
“Él estuvo entre la espada y la pared; entre el porfiriato y su sexualidad”, dice Revilla. “Porfirio Díaz era el patriarca de la época y lo que hizo Ignacio fue desafiarlo a él y a todo el patriarcado”.
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Mabel Cadena interpreta a Amada Díaz y también tiene un papel importante en la película. “Su personaje me encanta porque es una chica bastarda que no pertenece, pero a la vez es hija del hombre más poderoso de México; no está consciente de su poder hasta que necesita ejercerlo”, dice la guionista.
Emiliano Zurita es Evaristo Rivas, un personaje de ficción que aparece en la historia como el amante de Ignacio. Para Monika Revilla, haber escrito ‘El baile de los 41’ y contribuir a hacerla realidad como productora ejecutiva, “es una bandera de causa por la lucha LGBT y el feminismo”. En su opinión es una misma lucha “contra el patriarcado heteronormativo”.
También le gustaría que la película despierte una reflexión alrededor de estos temas y sobre la apertura que México ha tenido como sociedad en los últimos 120 años.
“Yo siento que solo vamos a estar donde queremos estar cuando ‘salir del clóset’ ya no sea algo que se tiene que declarar; cuando nadie tenga que dar explicaciones de qué preferencias tiene o por qué, y donde no se asuma la heterosexualidad como norma, sino que la norma sea más bien ser fluido: estar en el espectro y poder cambiar”, dice la guionista. “Creo que hasta que lleguemos a ese momento, todavía falta mucho trabajo”.
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