El cielo de Europa se está llenando de aviones contaminantes casi vacíos que solo se utilizan para garantizar los valiosos espacios de las aerolíneas en algunos de los aeropuertos más importantes del mundo. Es una información que ha revelado una de las compañías aéreas más importantes del mundo: Lufthansa. Este invierno, anuncian, operarán 18.000 vuelos fantasma que, de otro modo, se habrían cancelado por falta de pasajeros.
El Grupo Lufthansa, que incluye Brussels Airlines, Austrian Airlines, Eurowings y Swiss, tienen que operar vuelos innecesarios para evitar perder los derechos de despegue y aterrizaje. En declaraciones al periódico Frankfurter Allgemeine el mes pasado, el director ejecutivo de Lufthansa, Carsten Spohr, describió los 18.000 viajes como «vuelos vacíos e innecesarios».
Es decir, les sale más a cuenta poner miles de aviones vacíos o sin apenas pasajeros a circular que renunciar a los derechos de espacio, conocidos como slots.
Los slots en los principales aeropuertos son bienes extremadamente valiosos en la industria y, para mantenerlos, las aerolíneas deben garantizar que van a despegar y aterrizar en ese sitio dentro de un porcentaje. Es por eso que los vuelos, aunque generen pérdidas, se mantienen en funcionamiento.
La noticia ha llevado al gobierno federal belga a escribir a la Comisión Europea. Concretamente, el ministro de movilidad federal, Georges Gilkinet, instó ayer a la Comisión a poner fin a esta «tontería ambiental, económica y social», después de revelarse que 3.000 de estos «vuelos fantasma» eran de aviones de Brussels Airlines.
Antes de la irrupción de la pandemia, la normativa marcaba que las aerolíneas debían operar vuelos en al menos el 80% de sus horarios de despegue y aterrizaje programados.
Cuando el coronavirus comenzó a cerrar todo tipo de transporte internacional, esto se rebajó 50%. Aunque sigue siendo mucho más alto que el número real de vuelos necesarios para satisfacer la demanda de pasajeros. Además, el pasado 15 de diciembre la CE estableció un aumento de hasta el 64% de cumplimiento de los horarios desde finales de marzo hasta finales de octubre de 2022.
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Como han señalado los activistas, la inflexibilidad de la CE vulnera el compromiso del Pacto Verde Europeo. Su objetivo era reducir las emisiones de carbono del sector del transporte en un 90% para 2050. Teniendo en cuenta que un vuelo de corta distancia en un 737 emite aproximadamente 18 toneladas de CO₂ por hora, es decir, casi el doble de lo que emite un ciudadano europeo medio en todo un año, esta problemática parece ser un poco incoherente con la línea argumentativa que sostienen.
Por esto, ambientalistas y aerolíneas se han unido para presionar a la Unión Europea a que modifique las reglas sobre los slots en los aeropuertos.
Greta Thunberg es una de las activistas que se criticaron esta normativa excesiva y puramente lucrativa. «La UE seguramente se encuentra en un modo de emergencia climática …», tuiteó sarcásticamente vinculando un artículo sobre el tema.
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