Un hito médico que acerca el objetivo del implante de órganos animales en humanos
Un equipo de cirujanos estadounidenses ha trasplantado con éxito un riñón de cerdo a una mujer en muerte cerebral en una operación realizada en el centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York. Un hito médico que acerca el objetivo del implante de órganos animales en humanos.
«Tuvo una función absolutamente normal», dijo el doctor Robert Montgomery, quien encabezó el equipo quirúrgico. El órgano, obtenido de un ejemplar modificado genéticamente, empezó a funcionar con normalidad casi inmediatamente y lo hizo durante las 54h que duró la observación: «No se produjo el rechazo inmediato que temíamos«.
El nefrólogo Rafael Matesanz, fundador de la exitosa Organización Nacional de Trasplantes de España, aplaude el nuevo avance. “La experiencia es fascinante porque, al menos a corto plazo, la modificación genética introducida ha permitido salvar la barrera interespecies, algo que se perseguía desde hace décadas”, reflexiona.
Sin embargo, aún quedan interrogantes por responder antes de poder dar el salto a la clínica, como poder descartar el rechazo del órgano porcino a medio plazo.
La operación
La operación fue dirigida por el doctor Robert Montgomery, director del Instituto de Trasplantes de Langone. El cirujano estadounidense, que vive con el corazón de un donante des de hace tres años, ha afirmado que el trasplante funcionó “incluso mejor” de lo que esperaba. “Se parecía a cualquiera de los trasplantes con donantes vivos que he realizado. Muchos riñones de personas fallecidas no funcionan de inmediato y tardan días o semanas en arrancar”, explicó en The New York Times.
La operación requirió modificar el riñón del cerdo para eliminar un tipo de azúcar que se encuentra en las células porcinas y que es rechazado por el cuerpo humano. La empresa Revivicor ha sido la encargada de hacer la modificación genética que más tarde ha sido aprobada por la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA).
Una vez modificado, implantaron el riñón de cerdo en el muslo izquierdo de la mujer, simplemente para tener el órgano a la vista y poder monitorizarlo con facilidad. Tras el trasplante, desconectaron a la mujer de la máquina que la mantenía con vida para poder comprobar si funcionaba realmente.
La operación estaba debidamente autorizada por su familia, quienes afirmaron que la paciente era donante de órganos y hubiese querido participar en la investigación.
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Antecedentes
La creciente demanda de órganos, tejidos y células para fines de trasplante clínico y la relativa disminución en el número de órganos humanos fallecidos que están disponibles cada año han aumentado el interés por los «xenotrasplantes», la posibilidad de utilizar órganos y células de una especie animal y conectarlos a un cuerpo humano. Este concepto es nuevo y ha habido un número sorprendentemente de intentos clínicos desde hace más de un siglo.
El cirujano estadounidense Keith Reemtsma ya trasplantó riñones de chimpancé a 13 personas entre 1963 y 1964 (donde solo uno de los receptores sobrevivió nueve meses). También el experto Stephanie Fae Beauclair trasplantó un corazón de mandril en 1983 a una niña que vivió con él 21 días.
Los «xenotrasplantes» se presentan como una nueva opción para pacientes en etapa terminal, según dijo Montgomery a Reuters. Esos ensayos podrían probar el enfoque como una solución a corto plazo para pacientes críticamente enfermos hasta que esté disponible un riñón humano, o como un injerto permanente. Los participantes probablemente serían pacientes con pocas probabilidades de recibir un riñón humano y un mal pronóstico en diálisis.
A su juicio, este es el camino para tumbar un viejo paradigma: que una persona tenga que morir para que otra viva.
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