Sí, un grupo de físicos de la Universidad Estatal de Iowa lograron demostrar finalmente por qué se forman las auroras boreales
Las auroras boreales son un espectáculo natural que ha maravillado a científicos desde hace siglos. Miles de estudios han teorizado sobre su origen durante décadas, sin embargo, nunca se había logrado comprobar, hasta ahora.
Sí, un grupo de físicos de la Universidad Estatal de Iowa lograron demostrar finalmente por qué se forman las auroras boreales.
«Las auroras más brillantes son producidas por ondas electromagnéticas poderosas durante tormentas geomagnéticas», dice la investigación publicada recientemente.
Ciertamente, las auroras boreales, también conocidas como ondas Alfvén, aceleran los electrones del espacio hacia la Tierra. Estas partículas producen el espectáculo de luces que hoy todos conocemos.
«Las mediciones revelaron que esta población pequeña de electrones tiene una ‘aceleración resonante’ por el campo eléctrico de la onda de Alfvén; es similar a un surfista que atrapa una ola y sigue acelerándose a medida que se mueve junto con la ola», dijo Greg Howes, coautor de la investigación.
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En realidad, la teoría de los electrones fue planteada en 1946 por Lev Landau. El físico ruso denominó en su momento su hipótesis como el Amortiguamiento de Landau. No obstante, hasta este año se pudo comprobar que su teoría es cierta.
Científicos lograron crear una aurora boreal
Además de descubrir por qué se forman las auroras boreales, los científicos lograron simular una aurora boreal en un laboratorio. El experimento se realizó en el dispositivo grande de plasma ubicado en la instalación científica UCLA.
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En una cámara de 20 metros de largo, los investigadores recrearon el campo magnético de la Tierra. Dentro de la cámara, los estudiosos crearon un plasma similar al que existe en el espacio cerca del planeta.
En segundo lugar, utilizaron una antena que lanza ondas Alfvén. Así simularon una aurora boreal, aunque no tan espectacular.
«Utilizando una antena especialmente diseñada, lanzamos ondas Alfvén hacia abajo de la máquina, como si agitáramos una manguera de jardín hacia arriba y hacia abajo. Rápidamente vimos cómo la onda se desplazaba a lo largo de la manguera», dijo Howes.
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