Existe un ser todopoderoso capaz de predecir si dejarás el trabajo o romperás con tu pareja, y se llama algoritmo. Una mujer descubrió que era bisexual gracias a los contenidos que le sugería el algoritmo de Tik Tok. Y un padre se enteró de que su hija adolescente estaba embarazada porque el algoritmo de una tienda le mandó cupones para pañales y cunas. Parece magia, pero, ¿qué es en realidad?
Un algoritmo está formado por un conjunto de instrucciones sencillas que buscan solucionar un problema. Utilizan un vocabulario muy simple pero en realidad provienen de teorías matemáticas muy avanzadas pero que los ordenadores calculan muy rápido. El problema es que no se cuestionan ninguno de sus cálculos, por lo que pueden reproducir patrones injustos, racistas y sexistas.
Amazon intentó usar la Inteligencia Artificial para construir una herramienta de selección de personal basándose en currículums recopilados durante la última década. Como esos currículums tendían a ser de hombres, el sistema aprendió a discriminar a las mujeres. La herramienta nunca se usó pero no siempre es tan fácil darse cuenta de que un algoritmo no es ético, sobre todo porque “ser justos” no suele ser su objetivo final.
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Las redes sociales buscan que pases el mayor tiempo posible en sus plataformas. Ese es su objetivo. Cuanto más tiempo pasamos en ellas, más datos comportamentales obtiene de nosotros.
Cuando creas una cuenta en Tik Tok, el algoritmo te muestra vídeos populares muy diferentes entre sí, diseñados para probar tu respuesta a amplias categorías de contenido. Esta criba se basa en un modelo predictivo que sirve para averiguar lo que te gusta o podría gustarte en función de aquello a lo que dedicas tu tiempo incluso antes de que tu mismo te des cuenta.
Es el caso de la chica que no sabía que era bisexual hasta que se lo dijo Tik Tok pero también podría ser el de un usuario al que le aparecen sin parar vídeos sobre depresión o ansiedad.
Una vez que el algoritmo te ubica en uno de sus nichos te mantiene allí, hasta el punto de que, como dice la profesora de psicología Inna Kanevsky: “más que ayudarte en tu crecimiento personal, lo que hace es diagnosticarte”.
Y por si todavía quedan dudas, la verdadera motivación de TikTok no es hacer terapia.
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