El uso masivo de los millones de dispositivos que hay en el planeta Tierra emplean una gran cantidad de energía. Los datos de la Organización Meteorológica Mundial revelan que la emisión de dióxido de carbono es la más alta desde hace tres millones de años: aumenta sin control en cada segundo que pasa. Renunciar a los e-mails que contengan un simple “gracias”, “recibido” o “buen fin de semana”, lejos de parecer maleducados, ayuda a la conservación y protección de nuestra huella ecológica.
Estudios recientes, como el llevado a cabo por el profesor de la Universidad de Coimbra e investigador sobre la sostenibilidad medioambiental del software, João Paulo Fernandes, dan a conocer cómo las TIC consumen en la actualidad entre el 6 % y el 9 % de la energía mundial. Sin embargo, se espera que esta cifra ascienda hasta el 20 % durante la próxima década.
La infografía anualmente creada por los expertos Lori Lewis y Chadd Callahan, What Happens In An Internet Minute 2021 reveló que en 60 segundos en el mundo online sucede lo siguiente: 21,1 millones de mensajes de texto enviados, 695.000 stories compartidos en Instagram, 197,6 millones de emails enviados, 500 horas de contenido subido a YouTube, 69 millones de mensajes por WhatsApp y 28.000 suscriptores viendo Netflix.
“Cuando enviamos un correo electrónico, se requiere energía para alimentar los centros de datos y las computadoras y dispositivos que luego envían, filtran, leen y entregan correos”, declara la compañía energética Ovo en el periódico El País.
En 2019, según Statista, se enviaban y recibían más de 2.630 millones de correos diarios, y se espera que el año que viene, en 2023, la cifra ronde los 347 millones. La huella de carbono se produce en los centros de datos, es decir, en las instalaciones que albergan los dispositivos de procesado, almacenamiento y comunicación, que son los responsables de nuestra vida digital.
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La compañía energética británica Ovo concluyó en una investigación que dejar de enviar un correo innecesario al día equivaldría a retirar de la circulación 3.334 coches de gasolina o a eliminar 81.152 vuelos entre Londres y Madrid. Además, establecieron que en Reino Unido se mandan alrededor de 64 millones correos electrónicos innecesarios: si no se enviaran se dejarían de emitir 16.433 toneladas de dióxido de carbono en la atmósfera.
El estudio recibió la colaboración de Mike Berners-Lee, profesor en el centro de medio ambiente de la Universidad de Lancaster y hermano del creador de la World Wide Web. Aunque focalizan su investigación en el envío de correos innecesarios, resaltan que absolutamente toda actividad online deja una huella de carbono. WhatsApp y Netflix no se quedan atrás y también contribuyen a la emisión de gases de efecto invernadero.
No se trata de una lucha por la eliminación de todo el mundo online o de todos los correos electrónicos, lo que pretenden las organizaciones ecologistas en general es concienciar y mentalizar sobre el ahorro de aquellos mensajes innecesarios. Por ejemplo, queremos agradecer a un compañero de trabajo su labor, su ayuda o lo que fuere, en lugar de enviar un correo electrónico para ello, basta con levantarse de la silla y hacerlo cara a cara.
Realizar pequeñas acciones que logren grandes resultados es el principal objetivo. También en otros aspectos de nuestra vida: apagar electrodomésticos cuando dejemos de utilizarlos por la noche, o desenchufar el teléfono móvil de la corriente eléctrica cuando esté completamente cargado.
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