La explosión captada fue 10 veces más rápida que la de una supernova común
Esto que acabas de ver es una estrella explotando. Cuando los astrónomos revisaron la data detrás de estas imágenes por primera vez en 2012 pensaron que podría tratarse de un error informático. Sus dudas tenían que ver con lo insólito de los datos registrados: la información del telescopio Kepler de la NASA muestra la explosión de una estrella en solo una fracción del tiempo que habitualmente llevan este tipo de procesos.
La explosión captada fue 10 veces más rápida que la de una supernova común.
“Cuando vi por primera vez los datos de Kepler y me di cuenta de lo poco que había durado el evento, quedé boquiabierto”, asegura Brad Tucker, investigador de la Universidad Nacional Australiana.
Un adiós breve y luminoso
Cuando una estrella está a punto de apagarse, se envuelve en una coraza de gas y polvo. Pero esta estrella, situada a unos 1.300 millones de años luz de distancia, explotó distinto. Más rápido.
El evento es conocido como FELT, siglas de Fast-Evolving Luminous Transient, que en español significa rápido evento luminoso transitorio. Los astrónomos se encontraron con algo que no esperaban ser capaces de ver.
¿Por qué es importante este hallazgo? Porque la manera en la que una estrella perece les dice a los astrónomos cómo se forma y distribuye la materia que conforma nuestro mundo, y ayuda a conocer cuán rápido se está expandiendo el Universo.
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El ojo Kepler
Esta inusual observación fue posible gracias a la precisión del telescopio espacial Kepler, conocido por mostrar por primera vez los exoplanetas o planetas que están fuera del sistema solar.
Jessi Dotson, científica del proyecto de Kepler, con sede en el Centro de Investigación Ames de la NASA en Silicon Valley, California, dice que este instrumento les ha permitido una nueva manera de mirar el cielo porque “fue diseñado para hacer una cosa realmente bien, que es encontrar planetas alrededor de otras estrellas. Para hacer eso, tiene que entregar datos continuos de alta precisión, que han sido valiosos para otras áreas de la astronomía”.
Así fue posible detectar un momento tan corto en el tiempo.
Para poder analizar la data con mayor precisión y llegar a esta y otras increíbles conclusiones, como el descubrimiento de otras supernovas, el astrónomo Ed Shaya y su colega Robert Olling, de la Universidad de Maryland, tuvieron que idear un software especial. Gracias a ese trabajo, ellos y otros científicos pudieron no solo rastrear, sino comprender mucho mejor cómo y por qué ocurren las explosiones estelares.
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Después de nueve años en el espacio profundo recolectando datos que revelaron que nuestro cielo nocturno estaba lleno de miles de millones de planetas ocultos —más planetas incluso que estrellas—, NASA decidió jubilar a Kepler en octubre de 2018 tras quedarse sin el combustible necesario para futuras operaciones científicas.
Kepler deja un legado de más de 2.600 descubrimientos de planetas fuera de nuestro sistema solar, muchos de los cuales podrían ser lugares prometedores para la vida.
En 2018 la NASA lanzó el Transiting Exoplanet Survey Satellite (TESS) que se espera pueda proveer mucha información valiosa sobre las supernova en el futuro.