Las hormonas detonaron una transformación de su comportamiento (salvo cuando había comida de por medio)
El león es uno de los animales más imponentes, temidos y admirados en el mundo, pero también es una especie considerada vulnerable a la extinción debido a la cacería, la pérdida de su hábitat natural y la disminución en el número de sus presas.
Ante este escenario, un equipo de científicos decidió realizar un estudio con la oxitocina, conocida como la “hormona del amor”, para evaluar los efectos que podría tener en los leones para que sus encuentros sean menos peligrosos dentro de reservas donde son rescatados.
La investigación, publicada en el portal iScience, fue realizada en la reserva de fauna salvaje de Dinokeng (Sudáfrica) por investigadores de la universidad de Minnesota (EE.UU.).
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El equipo de expertos trabajó con 23 leones, a los cuales se les pulverizó esta hormona en la nariz para que viajara por el sistema olfativo hasta el cerebro.
La autora principal de la investigación, Jessica Burkhart, explicó que, debido a lo riesgoso que sería aplicar este líquido a un león despierto, decidieron pulverizar esta hormona cuando los animales eran alimentados cerca de una reja.
Cambio de actitud
Después de un tiempo, los investigadores descubrieron que los leones se volvieron mucho más amigables con otros ejemplares y eran menos propensos a rugir cuando se les acercaba o veían a un extraño.
Los resultados evidenciaron que la oxitocina sí tiene un efecto en el comportamiento salvaje de los leones y podría ayudar a los esfuerzos para la conservación de esta especie.
“Puedes ver que sus rasgos se suavizan inmediatamente, pasan de estar arrugados y agresivos a este comportamiento totalmente tranquilo”, indicó Burkhart a la agencia EFE; al asegurar que los animales “se relajan” totalmente con esta hormona.
Sin embargo, su rango de acción tuvo un límite y se pudo establecer a la hora de comer ya que cuando había carne de por medio los grandes felinos mantuvieron su carácter dominante.
De acuerdo con los investigadores, la oxitocina es la molécula encargada de fortalecer los lazos sociales y por eso ha sido nombrada como la hormona del cariño o del amor.
Los expertos consideran que estos hallazgos son bastante útiles porque facilitaría las labores de conservación de varias especies que por la pérdida de su hábitat han sido trasladados a reservas en donde la convivencia se vuelve uno de los principales problemas.
Además, esta hormona también podría ayudar a la hora de reubicarnos nuevamente en la naturaleza haciendo que las relaciones sociales con otros ejemplares de la misma especie sea más tranquila y su vínculo mucho más exitoso.