Grandes avances ha tenido la ciencia tanto este año como el anterior, sin embargo, han pasado casi desapercibidos por todas las noticias relacionadas con la pandemia. Pues acá venimos a demostrar que el conocimiento científico no se ha detenido y nos ha traído grandes hallazgos.
El 2021 representó grandes avances para la exploración espacial, sobre todo en nuestro planeta vecino: Marte. La primera tuvo lugar en febrero cuando el orbitador Hope pisó el suelo marciano. El objetivo de la nave espacial es estudiar el clima pasado y presente de Marte desde la órbita.
A diferencia de las misiones anteriores de otras agencias espaciales, que solo buscan ubicaciones específicas al mismo tiempo, Hope observará los cambios a lo largo del tiempo. Se espera que luego de unos meses pueda construir una imagen completa de cómo es el clima en el Planeta Rojo.
Luego, para finales de este año se anunció que el rover espacial Perseverance, que había partido hace 10 meses, confirmó que la superficie por la que había estado rodando se formó por flujos de lava volcánica. Es importante ya que anteriormente se pensaba que las rocas en capas de las que robot tomó fotografías eran sedimentarias.
Además, para comprobar las teorías sobre la existencia de agua en Marte, Perseverance demostró que este suelo tuvo interacción con el agua varias veces.
Nuestros antepasados neandertales no eran tan distintos a nosotros de acuerdo a una nueva investigación realizada en Madrid a partir de modelos en 3D de su oído. Algunos estudios afirman que los neandertales tenían la capacidad de escuchar e interpretar las voces, lo que podría indicar que también eran capaces de hablar, al igual que nosotros.
Este estudio contradice las antiguas creencias que estos seres habitan las cuevas y peleaban por un gran hueso. Incluso es posible que llevaran vestidos ornamentales, por ejemplo. Parte de la investigación determinó que la audición de los neandertales captaba frecuencias de alrededor de 4-5 kHz, similares a las de nuestro oído a la hora de captar voces.
Las películas nos han mostrado que un corazón de carne es el único capaz de latir por alguien más. Pero en un futuro los corazones de titanio serán una realidad. Luego de 50 años de prueba, los científicos australianos han logrado construir un corazón artificial. De nombre BiVACOR, este objeto no solo pretende sustituir un corazón real, sino que pretende superar la evolución y bombear la sangre a todo el cuerpo.
Los investigadores han intentado construir un corazón artificial durante más de 50 años. Ahora, un equipo australiano está planificando ensayos en humanos para un diseño que podría tener enormes implicaciones para nuestra salud. Este objeto es revolucionario porque no intenta funcionar exactamente como un corazón real, sino que intenta superar la evolución con una forma eficiente y sostenible de bombear sangre por todo el cuerpo.
Hasta ahora, la tecnología solo se ha probado en animales pero se espera que en unos años se implemente de manera masiva.
De seguro te acuerdas en la escuela cuando te enseñaron el gran teorema utilizado por Pitágoras, pues parece que el griego no fue la primera persona en darse cuenta de este fenómeno. El matemático australiano Dr. Daniel Mansfield, publicó en agosto de este año un análisis de una tabla de 3 mil 700 años de antigüedad encontrada en Irak que demostró que este sistema ya lo utilizaban los babilonios mil años antes que Pitágoras.
Los invidentes vieron un poco más de luz con el anuncio de esta noticia. Algunos investigadores trasplantaron con éxito células de la retina humana a los ojos de los monos, incluso, al llevar a cabo el procedimiento no encontraron signos de efectos secundarios no deseados como sensibilidad a la luz o respuestas inmunes peligrosas. Aunque no se ha realizado el estudio en humanos, se espera que se llevan a cabo en poco tiempo.
Se viene un nuevo año y con él nuevos retos para la humanidad y para la ciencia. Ya veremos al final del 2022…
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