Hay unos asuntos de identidad cuando una persona asciende a la fama. Su sentido respecto a quién es puede verse comprometido desconociéndose entre la persona que proyecta y su verdadera esencia.
El primero, tal vez, en experimentar tal nivel de fama de esa que hace que se cuestione la existencia es Charlie Chaplin. Con su personaje conocido como Little Tramp, se dio este fenómeno en él.
Ya saben, es esa clásica imagen del actor con el sombrero redondo, un pequeño bigote y un bastón, seguramente lo que viene a la cabeza de alguien cuando le nombran a Chaplin.
Su especialidad, claro, era la comedia en cine. Fue un pionero de la misma, pero los que lo conocieron sentían que nunca hicieron una conexión real con la persona detrás del personaje, que no lo conocían.
Así lo explica James Spinney para The Guardian, uno de los directores de un documental sobre el actor que se estrenará pronto.
En el filme se cuenta la historia de la vida del actor, retratándolo como un comediante único en su especie, haciendo un viaje entre sus más graciosos personajes con una línea de fondo: el misterio entre su vida pública y privada.
Chaplin experimentaba una ansiedad entre ser reconocido y a la vez, no ser conocido.
Se afirma que no hay una versión sólida, confiable, de la persona que era Charlie Chaplin, tenía la habilidad de darle a las personas lo que querían y en ese espejo, se hizo grande.
Entre lo más interesante del trabajo que se hizo sobre él está la recolección de un audio de tres días, en el que la revista Life hizo un perfil sobre él.
Richard Meryman, periodista de esa época, viajó en el año 66 a casa de Chaplin y logró dar en el clavo, su identidad.
En el audio el actor/comediante recuerda días de desespero y vida dura, en sus inicios. Sus padres estaban endeudados severamente cuando él tenía siete años.
Lee también – Qué influye más en quiénes somos, ¿la genética o la crianza?
Se escapó de esta realidad mediante su pasión por el escenario, estuvo en grupos de danza y pequeñas obras hasta que, trabajando, le llegó su primera oportunidad en una pequeña producción.
El personaje de Little Tramp, al parecer, es un cuadro de la psique de Chaplin ya que expresa su neurosis, humillaciones y ansiedades como niño.
Ese fue el personaje que lo convirtió en el actor mejor pagado de su momento y una de las personalidades más reconocidas de la historia.
Lo que se veía para el público, entonces, como un viaje por una serie de personajes era realmente un viaje de Chaplin, interno. Una expresión introspectiva de su propia vida.
Bajo ese lente se ejecutó el documental. Su personaje en ‘El niño’ ayudó a Charlie a proyectar su infante herido interno, con necesidades afectivas y que concluye en un hogar con amor como el que él siempre soñó.
‘El Yukon’ y su aventura, se sumerge en la imaginación de su juventud y en ‘Luces de la ciudad’, está su lado romántico presente, respondió también a una necesidad poblacional con ‘Tiempos Modernos¡, mientras se vivía la Gran Depresión.
Y por supuesto, sin miedo, habló del holocausto y las ruinas de un país entero con ‘El Gran dictador’.
Puede ser de tu interés:
La abuela decidió someterse a la eutanasia porque ya no soportaba los dolores del cáncer…
A pesar de ser el hombre que descubrió las primeras pistas, Perret nunca buscó el…
La compañía considera que hay padres que prefieren escoger la forma y el momento para…