Cualquiera que sepa lo que es perder a alguien (o algo) puede entender una canción triste, aunque si solo tuviste un mal día también puedes identificarte con el sentimiento.
Hay quienes se ahogan en ellas cuando están despechados y otros que les parecen hermosas, entonces las consumen a placer. Muchos aseguran que llorar es necesario y las canciones tristes son su instrumento.
El pop está lleno de ellas, en realidad todos los géneros, unos más que otros. En años anteriores, un científico británico llamado Harry Witchel catalogó e hizo un ranking de canciones tristes.
Esto basado en lo que él llama «cociente de disparador de canción» y anunciando sus hallazgos de la canción más triste.
De acuerdo a Witchel, su fórmula mide el ritmo cardíaco de los oyentes, la respuesta respiratoria y la temperatura de la piel. Según esto, la canción más triste del mundo es ‘The drugs don’t work’ de The Verve.
Una canción que a primera escuchada parece hablar de estupefacientes, significa mucho más para los autores de ‘Bitter Sweet Symphony’, uno de los temas más reconocidos del mundo.
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En realidad es un tributo al padre moribundo (para el momento) de Richard Ashcroft, el vocalista de la banda. Para complementar la lista del científico, también hay canciones como ‘Angels’ de Robbie Williams y ‘Sorry seems to be the hardest word’ de Elton John.
Según The Atlantic, hay una percepción equivocada acerca de una supuesta relación entre las notas de escala menor y «tristeza», es un error pensar que lo que pueda generar la música puede reducirse a la tonalidad de la misma.
Un ejemplo que ilustran es que la razón por la que ‘Cumpleaños Feliz’ suena alegre y ‘Eleanor Rigby’ de The Beatles suena con una carga de dolor, es porque lo compositores así lo quisieron.
Así que para hacer canciones tristes, hay que querer hacerlas.
El oyente también juega un papel importante y el contexto en el que se escuchan y se tocan las canciones. La misma pieza puede ser interpretada por diferentes músicos y lograr distintos resultados.
Las emociones que se perciben, sin embargo, dependen de quién escucha. Una persona puede experimentar melancolía escuchando algo donde otra, no.
Afortunadamente la música existe y es mucha, entonces debemos agradecer la conexión y que en general, nos haga sentir algo.
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