Uno de los monumentos más importantes del mundo estuvo en algún momento a punto de destruirse. ¿El motivo? Los parisinos lo detestaban
La torre Eiffel es uno de los símbolos más famosos del mundo, también un impulsor del turismo francés y una maravilla arquitectónica. Esto no evitó que los parisinos llegaran a odiarla en su momento.
Hoy en día es un elemento exquisito para la estética de Instagram, pero deben quedar turistas que también la disfrutan con o sin foto. Por casi 40 años se erigió como la estructura más alta hecha por el hombre.
¿Para qué se construyó la torre Eiffel?
Hay muchas razones y la más conocida tiene que ver con animar una exhibición mundial en 1889 que celebraba los 100 años de la revolución francesa, evento que abolió la dictadura y le dio entrada a la democracia en Francia.
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Hubo un concurso en el que un número de diseñadores, ingenieros y arquitectos presentaron sus diseños. El ganador fue Alexandre-Gustave Eiffel.
Eiffel, tenía una compañía de arquitectura y construcción en la época. La foto a continuación es un sketch del viejo diseño de la torre:
Su utilidad también fue una razón por la que se construyó. Estaba pensada para permitir experimentos, debido a su altura, relacionados con la presión de aire, temperatura y radiotelegrafía. De hecho, en un principio se quería usar como una torre de radio transmisión.
¿Por qué la odiaban los parisinos?
Los parisinos querían que la torre se derrumbara tras vencer el contrato posterior a su construcción. Las autoridades decidieron dejarla por el uso que le estaban dando.
Inicialmente, los oriundos de la capital francesa detestaron la torre. La consideraban una estructura poco consonante y disruptiva de la estética de la ciudad.
Hay una anécdota del novelista Guy de Maupassant, que la odiaba tanto que evitaba verla y por eso cenaba en el restaurant ubicado en la misma torre para no mirarla directamente.
Para muchos es un alivio que haya sobrevivido, ya que hoy se dibuja como una cualidad permanente de la ciudad. Ya los parisinos encontrarán otra cosa para odiar, como hoy no gustan de la torre de Montparnasse.