No es un secreto que los antiguos egipcios momificaban a sus faraones, príncipes y princesas. De hecho, las momias más famosas del mundo son egipcias y varias de ellas también son las mejor conservadas. Sin embargo, pocos saben que los egipcios momificaban a sus gatos y lo hacían por una razón muy peculiar.
Una de las numerosas diosas en el panteón egipcio era la temible Bastet. Ella simbolizaba el hogar, la belleza, la fecundidad, la luz del sol y el parto. Igualmente, se creía que Bastet influía sobre la salud y que podía curar cualquier enfermedad.
Esta deidad ere representada con cabeza de gato y cuerpo de mujer, además, tenía una personalidad bastante volátil. Según el mito, Bastet era apacible y tranquila, pero si se le enfurecía, su ira no se comparaba con la de ningún otro dios.
Claramente había que mantener tranquila a la diosa y darle ofrendas para complacerla. Igualmente, como Bastet era mitad gato, su animal predilecto eran estos pequeños felinos. Cuando los sacerdotes temían que Bastet estaba por salirse de control, algunos gatos eran momificados y entregados a esta poderosa deidad.
La momificación es una técnica que existe en diversas culturas, pero las momias egipcias son las más reconocidas. Solo en el Valle de los Reyes, lugar de sepultura de los antiguos faraones, hay unas 60 tumbas con cuerpos momificados.
Del mismo modo, se sabe que la momia egipcia más antigua tiene 3.600 años, y aun hoy, sigue en buen estado de conservación. Como es de esperar, la momificación era un proceso complejo en el que se debían retirar los órganos del tórax y del vientre, cubrir el cuerpo con ricino y envolver a la persona con mantas de lino.
En el caso de los gatos, las técnicas de momificación eran similares. Para preservar a los mininos, los embalsamadores secaban los cuerpos y luego los rellenaban con arena o arcilla. Los gatos momificados eran muy especiales, por lo que se les enterraba dentro de un pequeño ataúd o sarcófago.
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La gran mayoría de los gatos momificados fueron entregados como ofrenda a Bestet. De hecho, estos mininos nacían y crecían en templos donde eran criados hasta que se les sacrificaba. Sin embargo, los gatos fueron muy queridos en el Antiguo Egipto y también eran mascotas domésticas.
Algunos nombres y personas poderosas pedían ser sepultados junto con sus mascotas. Los gatos que fueron momificados junto con sus dueños tenían sarcófagos especiales, con detalles pintados en tinta negra y coloridos ojos de vidrio.
Sea como sea, ningún egipcio creía que estos animales morían realmente. Según sus creencias, la muerte era el inicio de otro ciclo de vida y que al igual que los faraones, los gatos momificados vivirían en el ‘más allá’.
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