El juego del calamar vuelve a ser noticia, aunque esta vez por algo que poco tiene que ver con el producto audiovisual, aunque sí con su desmesurado éxito.
La serie surcoreana ha causado tanta sensación que ha llegado al mercado de las criptomonedas. Una criptomoneda llamada Squid Game (o ‘squid’) inspirada en la serie fue lanzada el martes 26 de octubre a un precio de 0,01 dólares. La divisa digital llegó a alcanzar un precio de 2.861 dólares durante la jornada del pasado lunes, antes de desplomarse hasta los 0,003012 dólares.
Entre esos dos momentos, los creadores del ‘squid’ han desaparecido con unos tres millones de dólares de los inversores.
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La caída del valor de Squid se produjo después de que CoinMarketCap, uno de los portales de referencia en el seguimiento de precios de las criptomonedas, advirtiera que varios usuarios no habían podido vender sus divisas digitales. CoinMarketCap recomendaba tener cuidado al comerciar con Quids. También destacaba que Netflix no respaldaba de ninguna manera la divisa digital inspirada en la serie, ni la empresa estaba involucra en modo alguno en su lanzamiento.
El vertiginoso crash del lunes dejó a los inversores atrapados. En cuestión de minutos, la página web de la criptomoneda estaba caída y los perfiles de las redes suspendidos.
Los usuarios no tienen forma de vender sus divisas digitales para recuperar su dinero.
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La estrategia que han seguido los estafadores se conoce como ‘tirón de alfombra’. Los creadores, después de recolectar una suma considerable de dinero, venden todas sus criptomonedas cuando el valor está alto y huyen de forma repentina con las ganancias. De esta manera, la criptomoneda se devalúa muy rápido.
Desde el principio, algunos analistas se mostraron excépticos con la cripto Squid Game. Señalaban que parecía un proyecto poco fiable que se reflejaba en una página web dónde había errores ortográficos y gramaticales. También se podía sospechar por el hecho de que en el momento de su lanzamiento los inversores podían comprar la moneda, pero no venderla. Otro aspecto para sospechar: en los canales del proyecto en Telegram y Twitter no se permitían comentarios de los usuarios.
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