Gracias a la apertura mental sobre la sexualidad en las nuevas generaciones, muchos tabúes han desaparecido y han surgido nuevas maneras de entender la identidad.
Las identidades han cambiado mucho con el tiempo. Para algunas personas, el género va más allá de ser simplemente hombre o mujer, ya que es algo que puede variar según el estado de ánimo o el pensamiento en un momento dado.
A esto se le ha dado el nombre de fluidez de género, un concepto que rompe con las etiquetas tradicionales y se enfoca principalmente en lo que sientes. Aquí explicaremos en detalle este concepto para ayudarte a identificar si podrías ser de género fluido.
El género fluido es una identidad en la que la expresión de género varía entre lo masculino y lo femenino.
Las personas con esta identidad experimentan su género de forma cambiante. Su autopercepción puede variar a lo largo del tiempo, ya sea de manera gradual durante los días o incluso en cuestión de horas.
Por lo tanto, intentar clasificar a estas personas es casi imposible, ya que son ellas mismas quienes establecen sus propios parámetros. Es importante aclarar que identificarse con este género no debe asociarse de manera automática con la identidad sexual. Ser de género fluido no implica cambiar de sexo ni está relacionado directamente con la orientación sexual.
Por ejemplo, alguien de género fluido que nació como hombre puede tener una orientación heterosexual, pero identificarse como algo distinto a un hombre.
“Si te imaginas el espectro e imaginas la expresión más femenina que hayas visto nunca y la más masculina que hayas visto nunca, imagínate en qué punto te encuentras (…) La fluidez de género es mucho más que decir ‘oh, quiero resaltar los rasgos femeninos que tengo’ o ‘quiero resaltar los rasgos masculinos que tengo’. Es un cambio físico, mental y, para mí, emocional en mi forma de interactuar con el mundo”, dice Dot Brauer, directora del Centro LGBTQA de la Universidad de Vermont.
Las personas de género fluido muchas veces enfrentan malos entendidos, debido a que desafía la noción tradicional. Aunque este sea un término nuevo, mucho antes ya había personas que pensaban de esta forma, pero no sabían como explicar lo que sentían, y por ende, si antes no los podías nombrar, no existía.
La actualidad nos muestra que cada persona puede identificarse con lo que más resuene en su ser, aunque las diferencias exactas entre los nuevos términos pueden variar según la interpretación.
En primer lugar, es importante destacar que el género fluido forma parte del género no binario. Sin embargo, aunque ambos conceptos están relacionados, presentan matices que los distinguen.
El género fluido es una identidad en la que la persona experimenta cambios en su identidad de género a lo largo del tiempo. Un día puede sentirse masculina, otro día femenina, o incluso identificarse con otros géneros.
Estas transiciones pueden ocurrir en intervalos de días, semanas, años o incluso horas, ya que, como su nombre sugiere, la identidad fluye en una constante autopercepción.
Por otro lado, el término «género no binario» abarca un espectro más amplio que desafía la idea de que solo existen dos géneros: masculino y femenino. Describe cualquier identidad de género que no se ajusta a estas categorías tradicionales, permitiendo a las personas identificarse de manera diferente.
Aunque quienes se identifican como no binarios no encajan en las categorías tradicionales, su identidad tiende a ser más constante. En cambio, el género fluido se caracteriza por un viaje continuo entre diferentes géneros.
Género fluido: ¿Qué es y como saber si lo soy? – Pexels
Realmente, todo depende de cómo te sientas. Ser de género fluido implica explorar tu identidad y entender cómo te relacionas con ella.
Existen algunas características que pueden ayudarte a saber si tal vez eres de género fluido:
Es importante que te atrevas a hacerte preguntas incómodas para descubrir lo que realmente te define.
El género fluido desafía las normas tradicionales, pero gracias a los avances sociales, hoy ofrece un espacio donde las personas pueden expresar quiénes son, basándose en lo que sienten, en lugar de en lo que «deberían ser».
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