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«Ni ahorrar, ni hacer ejercicio, ni dejar de fumar: mi verdadera meta para el 2021 es mimar a mi clítoris»

Y si solo consiguiera ese propósito en todo el año, ya me daría por satisfecha (en ambos sentidos, you know… 😏)

Esto de los propósitos de año nuevo está más trillao’ que trillao’, lo sé. Pero es inevitable que, durante los últimos días de diciembre, uno se pare a reflexionar un poco sobre lo que quiere hacer (y lo que no quiere seguir haciendo) en el nuevo año que entra. ¿O no? No os mintáis a vosotros mismos, queridos lectores, porque seguro que la mayoría de vosotros también lo hacéis. 

¿Qué quiero hacer en 2021?. El quid de la cuestión

Yo lo descubrí en esos días de diciembre. Esos días en los que los grupos de What’s se llenan de fotos de amigos y familiares con sus cestas de regalos llenas de vinos, turrones y jamonsito del bueno y uno piensa ‘¿por qué a mí no?’. Como redactora de un medio, no es habitual recibir este tipo de paquetes, la verdad. PERO UN DÍA LLEGÓ UN PAQUETE DE LELO A LA OFICINA

Bueno, bueno, bueno… A ver, ¿por dónde empiezo? Una compañera y yo estábamos tan emocionadas por recibir un paquete de la marca –porque ya conocíamos a qué se dedicaban 😏–, que nos pusimos a abrirlo juntas. En el interior había un producto llamado Sila. [Que por cierto, ¡menudo paquete! Podría haber colado por ser el paquete de un nuevo móvil de lujo, de los nuevos bombones de Isabel Preysler o de cualquier cosa cuyo precio vaya seguida de tres ceros. Calité, calité]. Luego descubriríamos que era un masajeador de clítoris. ¡Bingo! MA-SA-JEA-DOR-DE-CLÍ-TO-RIS

 

¿Lo primero que se me cruzó por la cabeza? Pues clarísimamente un ‘¿quién querría vinos y jamón teniendo un estimulador de clítoris?’. NAAADIE. 

Luego pensé en escribir a mi madre para decirle el pedazo regalo que me había llegado a la oficina, y pronto caí en la cuenta de lo que eso significaba: a unos días de empezar el 2021, iba a escribirle a mi madre –repito, A MI MADRE– toda ilusionada para decirle que me habían regalado algo para masturbarme

¿Hubiera ocurrido lo mismo en los 2000? ¿O ya puestos, en 2010?

Pues… seguramente no. Porque si hay algo que ha caracterizado estos últimos años –y gracias a Dios– ha sido la importancia de romper tabúes y barreras respecto al autoplacer

 

Y es que nada como esta última década para haber visto las redes sociales llenas de comentarios acerca de la masturbación, de los productos más top para hacerlo y de ver reflejada esa gran democratización hacia el autoplacer femenino. Bravo, hermanas, por lo que hemos conseguido. 💪

Volviendo al producto de LELO, he de decir que ya lo he probado (y gracias a Dios aún no desgastado 😂) y tengo varias cosas que decir. 

 

¿Por qué es mejor recibir un Sila que no una paletilla del mejor jamón ibérica de la Mancha? me parecía la entradilla adecuada para destacar los siguientes puntos:

1.

Lo primero, que es facilísimo de usar. No solo porque para cargarlo no necesites más que un cable USB, sino porque su diseño está perfectamente estudiado para que, una vez puesto entre las piernas, no tengas que moverlo en busca del clítoris más escondidizo. La parte por la que masajea es lo suficientemente amplia como para que no pierdas el tiempo en esto.

2.

Su forma pequeñita, redonda y la colocación de sus botones es perfecta para usarla tanto por un lado o por otro y que, mientras estás ahí dándole al tema, te sea suuupersencillo variar de marchas

3.

¿Y lo mejor? El concepto de slowsex al que han ligado este producto. Si buscas un aparato que te hace llegar al clímax en 1 minuto, mejor no pruebes con este. LELO Sila está pensado para dejarte en ascuas unos minutos antes de llegar al final de la partida, ya me entiendes. ‘Quieres y quieres que llegue, pero no llega, pero parece que está a punto, pero no llega aún, parece que sí, parece que no, y de repente, llega’

4.

Bueno, bueno, bueno (otra vez). Este producto de LELO se ha creado para intensificar los orgasmos femeninos y para regodearnos en ese placer y en tooodas las terminaciones nerviosas cuando llegamos al éxtasis. Algo que nos permite aprender a conocernos mejor y a saber dónde, cuándo y cómo exactamente nos gusta más llegar. Además, es sumergible por si también quieres usarlo en la ducha. 

Tras un 2020 de lo más inusual, no podríamos poner más expectativas en este 2021. Yo, este año, tengo claro que autoconocerme más y mejor está en mi TOP 3 de mi ‘To Do List’. Y qué mejor que empezando dándole mimos a mi clítoris

 

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