¿Volveremos a bailar todos juntos otra vez? La respuesta es sí.
“A mí es que no me gusta bailar”, “Yo no bailo”, “Eso no va conmigo”. Bueno, puede ser. Pero por muy poco que a uno le guste bailar, reconocerá que más de una vez habrá expresado lo que siente moviendo el body, ¿o no? Y es que lo bueno del baile es eso, que es más universal que las matemáticas.
No importa si eres hombre o mujer. Ni si acabas de cumplir 18 o si ya te has jubilado. Ni si vives en Cuenca o en Bangkok. Ni tampoco si eres mileurista desde hace años o si más bien eres de los que el invierno lo pasa en Benasque y el verano en Menorca.
Bailar bailamos todos. Y eso es digno de celebrar por nuestra conexión humana. Porque a pesar de vivir en un mundo irremediablemente dividido, nuestras diferencias también nos unen y no hay mensaje más esperanzador. Uhhh, qué cursi suena, sí. Pero en los tiempos que corren, el topicazo de ‘la unión hace la fuerza’ ha quedado clarísimo que es cierto. Y el baile, también nos une.
Marcas como Levi’s® llevan personificando, desde hace ya años, los ideales democráticos de optimismo, inclusión y progreso. Y bien lo reflejan en su última campaña. Si la has visto, te vendrá a la mente la inconfundible canción que la protagoniza. Na, naa, naa, na, naaaa, naaaa. Na, nana, na-ná. Fijísimo. Y si no, aquí te dejamos el vídeo para que se te venga a la memoria. Abanderan un mensaje de alegría, de unión que atraviesa países y culturas, y tooodooo gracias al baile.
Gracias a Levi’s®, desde PlayGround hemos tenido la oportunidad de entrevistar a gente talentosísima a la que le hemos preguntado sobre precisamente eso: la conexión humana y qué papel tiene el baile como nexo entre opuestos.
Cada uno con su propia historia, con sus diferencias y con su manera de entender la vida, nos cuentan cómo a través del baile sienten que ciertas barreras que creamos nosotros mismos se derrumban al ritmo de la música.
Conoce a Alba Parejo, una chica de 19 años que nació con más de 500 marcas en la piel y se dedica a dar a conocer su enfermedad rara. A Milo Hammid, un chico de 22 años que ha conseguido hacer temblar los cánones establecidos en Instagram. A Hanan Midan, una chica que lucha contra el racismo a través del humor en TikTok. A Helena Contreras, una espontánea estilista de moda que no entiende ni de reglas ni etiquetas. Y a Gitano del futuro, un joven productor, músico y bailarín, que pretende romper con lo que “se espera de un gitano”.
Pero ahora pongamos ejemplos de cómo valores como la música y la diversidad viven de la mano y no parece que se vayan a soltar.
Piensa en meses atrás, cuando íbamos a discotecas, y en medio de la pista podías sentir la química con un desconocido simplemente notando que a ambos se os erizaba la piel con la misma canción. Piensa también en las colas de los baños de las discotecas. ¿Quién no ha tenido una de las conversaciones más épicas de su vida ahí, a unos pocos metros de un retrete, con la vejiga a punto de estallar, y con musicote de fondo, eh?
Piensa también en los bailes de las fiestas de pueblo. Uno puede ver a su abuela bailando Paquito El Chocolatero y dos minutos después estar dándolo todo en la pista con su ligue del verano. Todos ahí, arrejuntaos’ y ejercitando la pelvis.
Piensa también en los últimos meses, en los bailes que te habrás echado solo en casa, o con la escoba, tal vez, puede que pensando en cuándo volveremos a bailar juntos otra vez. No sabemos cuánto tiempo habrá que esperar para eso, pero sí sabemos que pasará, o que al menos nunca dejaremos de bailar.