La personalidad ha apremiado al Congreso de Estados Unidos para que apruebe una ley que los ampare de los abusos sistémicos que ella misma sufrió de adolescente
«Me estrangularon, me abofetearon, me espiaron mientras me duchaba y me privaron del sueño». Paris Hilton acudió el pasado miércoles al Congreso de Estados Unidos para relatar los abusos que sufrió en centros para jóvenes con problemas cuando era adolescente.
A través de su terrible experiencia, la socialité ha exigido al gobierno de Joe Biden una ley que proteja a los jóvenes que se encuentran en estos centros de unos abusos que, asegura, «son sistémicos desde hace décadas por la falta generalizada de transparencia y responsabilidad».
La modelo, actriz y cantante ha reclamado más fondos estatales dedicados a establecer prácticas más seguras, mejorar las capacidades del personal y disminuir los casos de abuso en estos centros.
“Asegurar que los niños estén a salvo del abuso institucional, la negligencia y la coerción no es un problema republicano o demócrata”, asegura Hilton. “Es una cuestión básica de derechos humanos que requiere una acción inmediata. Quienes están en el poder tienen la obligación de proteger a los que no tienen poder”.
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En su propia carne
“Durante 20 años no pude dormir por la noche mientras las memorias de violencia física, el sentimiento de soledad y la pérdida de compañeras pasaba por mi mente cuando cerraba los ojos”, narró Hilton en una rueda de prensa fuera del Congreso. El propio traslado al centro también fue traumático. «Una noche me despertaron dos hombres con esposas. Me preguntaron si quería ir por el camino fácil o por el camino difícil’, antes de sacarme de mi casa mientras gritaba pidiendo ayuda».
«Me llamaron con nombres vulgares y me obligaron a tomar medicamentos sin un diagnóstico. En una instalación de Utah, me encerraron en confinamiento solitario en una habitación donde las paredes estaban cubiertas de marcas de arañazos y manchas de sangre», recuerda conmocionada.
El año pasado, Hilton encabezó una protesta frente a la escuela de Utah que abusó de ella, a la que se unieron cientos de otros sobrevivientes tanto de Provo Canyon como de escuelas similares. Más tarde consiguió que se aprobara una ley que regulara los centros de tratamiento para adolescentes problemáticos en ese estado. Ahora, exige que se tomen medidas a nivel federal.
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