Nuestra biología está diseñada para vivir sobre el planeta tierra, pero ¿Qué pasaría si debemos buscar vida en otro lugar del espacio?
Algunos científicos afirman que es necesario que la humanidad pase de ser terrestre a convertirse en una especie interplanetaria. Para lograrlo, investigadores como el genetista Christopher Mason, han planteado cuáles son esos cambios que debemos hacer en nuestro ADN para colonizar un planeta como Marte.
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Para realizar su estudio, Mason, quien es profesor asociado de Fisiología, Biofísica y Genómica Computacional en el Weill Cornell Medical College, comparó los cambios genéticos entre dos hermanos astronautas. El primero de ellos, Scott Kelly, pasó un año en la Estación Espacial Internacional, mientras que su hermano gemelo, Mark Kelly, pasó ese tiempo aquí en la Tierra.
¿Cómo afecta el espacio nuestro cuerpo?
En la investigación con los hermanos Kelly se demostró que el cuerpo humano sufre alteraciones cuando pasa mucho tiempo en el espacio. Ya que Scott, que pasó 12 meses en la Estación Espacial Internacional, sufrió pérdida en la masa muscular, incluida la del corazón, además de modificaciones en su ADN, descalcificación de huesos y alteraciones en su sistema inmunológico. Estos cambios contrastaban bastante con el buen estado de salud de su hermano Mark. Aunque ninguno de ellos viajó a Marte, puede darnos algunos indicios de cómo se comporta el cuerpo fuera de nuestro planeta.
La terapia genética es la herramienta que propone Mason para poder dar ese salto más allá de nuestra atmósfera. Esta técnica nos permite poder activar y desactivar partes de nuestro ADN.
«Tenemos el gen para fabricar nuestra propia vitamina C: está en nuestro ADN, sólo que en una forma rota (…) Se podría volver a activar el gen de la vitamina C para la nutrición”, teoriza Christopher Mason.
Esto ayudaría a tratar, entre otras cosas, algunos trastornos sanguíneos y nos permitiría vivir en el planeta que elijamos. Otro de los planteamientos, pero un poco más vanguardistas, es la gestación de fetos en úteros artificiales. Aunque ya se ha estudiado en ovejas, aún no se conocen estudios en humanos.
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Pero, ¿por qué ir a Marte?
El científico Christopher Mason cree que, siendo optimista, nos quedan 1.000 millones de años en este planeta, solo si no sucede algún evento que extinga a la humanidad en los años siguientes. Además, en investigaciones recientes se descubrió que de la atmósfera de nuestro vecino Marte, se desprende vapor de agua. Esto podría indicar que en algún momento pudo haber vida en ese planeta.
De iniciar una expedición temprana a Marte, ¿te gustaría ser el primero en pisar el planeta rojo?
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