¿Qué viene a tu mente, al hablar de las abejas? Seguro piensas que son solo un tipo de insecto, y quizás se te ocurren un par de cosas sobre la polinización o la producción de miel. Sin embargo, estas simpáticas criaturas mantienen el orden de la naturaleza
Sostener el equilibrio natural del planeta es una tarea difícil, pero como «un gran poder conlleva una gran responsabilidad», las abejas han estado haciendo su trabajo responsablemente durante millones de años.
Además, lo hacen en equipo, y muchas apuestan por el Home Office dedicándose a cuidar la colmena, alimentar a las abejas recién nacidas y atender a la reina.
Un ajetreado día a día
Actualmente, hay unas 20 mil especies de abejas, pero solo unas pocas producen miel. De hecho, las abejas melíferas son tan trabajadoras, que, en un solo día, visitan más de 7 mil flores y esparcen el polen por campos enteros. Jornada completa, sin duda.
Aparte, cada abeja merece ganar el reconocimiento de Empleado del Mes. Para obtener una cucharadita de miel, 10 o 15 abejas deben trabajar durante toda su vida, que en el mejor de los casos es de tres semanas.
Curiosamente, las abejas reinas, encargadas de reproducirse para seguir expandiendo la colmena, pueden vivir hasta seis años.
Con tantos deberes y tan poco tiempo, las abejas son selectivas al momento de elegir el lugar donde estará su panal. Para evitar mudarse a un mal vecindario, las abejas exploradoras salen regularmente de la colmena, para analizar los alrededores y encontrar el sitio ideal.
Gracias a su esfuerzo, podemos disfrutar de unos cuantos lujos como la miel o el complejo sistema de polinización que evita un colapso global.
Pero, ¿cómo sería un mundo sin las abejas?
Aunque parezca increíble, estas diminutas criaturas juegan un papel esencial. La Tierra sería un lugar completamente distinto si ellas no existieran. Por ejemplo, las flores nunca podrían ser polinizadas, por lo que tampoco se reproducirían.
Igualmente, la industria de los alimentos no existiría sin las abejas, ya que un 75% de los cultivos dependen de la polinización. En un mundo sin abejas, la agricultura no habría sido posible, causando extensos periodos de tiempo en los que ninguna persona, al igual que la mayoría de los animales, pueda encontrar comida.
En distintas regiones, la población de abejas ha disminuido en un 37%, y si no crece la cantidad de polinizadoras, la seguridad alimentaria de millones de personas junto con producción anual de miles de agricultores estarían en juego.
Lee también – Nuestra obsesión por el aguacate es una amenaza para las abejas
No hay que imaginar grandes ataques zombis, o alienígenas invadiendo el planeta con naves súper avanzadas, el apocalipsis podría comenzar con la desaparición de las abejas. Primero, extrañaríamos la miel, después, muchísimos tipos de flores dejarían de crecer; luego vendría la perdida de cosechas y, antes de notarlo, la realidad habrá cambiado radicalmente.
¿Qué podemos hacer?
«Houston, hay un problema» y es que las abejas están en peligro, así como distintas especies polinizadoras. El cambio climático, la pérdida de espacios para hacer sus panales, los pesticidas y el extenso uso comercial de la miel han causado un declive en el número de abejas, algo que, hasta hace unas pocas décadas, parecía imposible.
De hecho, basta que una sola abeja sea alcanzada por un insecticida, para que esta afecte a todo su panal. En este caso, algunas abejas, que normalmente son unidas, se separan y abandonan la colmena. Las que se quedan, desaparecen con el panal.
¡Por suerte, aún estamos a tiempo para salvar a las grandes polinizadoras del planeta! Y hay muchas maneras de ayudarlas:
Plantar flores
Las abejas y las flores van de la mano, una de las mejores opciones para ayudar a las polinizadoras es aumentado la cantidad de flores que hay su disposición. Recuerda que, aunque las flores pueden cuidarse en casa, si lo haces para ayudarlas, lo mejor es ubicarlas en exteriores.
Crear un jardín
Cada día, las abejas pierden más y más espacios naturales, por lo que no pueden fundar colmenas, recolectar polen ni reproducirse. Para revertir esto, hay que fundar nuevas zonas verdes donde las abejas puedan establecer su territorio.
No usar insecticidas
Los pesticidas y plaguicidas son los peores enemigos de las abejas. Estos compuestos químicos perjudican sus panales, eliminan a las abejas obreras e incluso dañan el material genético de las polinizadoras, afectando a las nuevas generaciones. Evita usar pesticidas, así estarás permitiendo la supervivencia de miles de abejas.
Preservar la miel y el orden
Las abejas son tan resistentes como trabajadoras, pero casi nunca son tomadas en cuenta. Debemos darle a estas pequeñas el reconocimiento que se merecen y quizás este no sea el tema más popular de la fiesta, pero nunca está demás reconocer la impresionante labor de las grandes polinzadoras del planeta.
¿A fin de cuentas, a quién no le gusta que lo feliciten por un trabajo bien hecho?