Durante la Guerra Fría, los presos políticos y criminales en la Alemania del Este fueron obligados a construir muebles para esta compañía.
En una medida histórica, IKEA pagará voluntariamente 6.5 millones de dólares a un fondo gubernamental destinado a compensar a los prisioneros que tuvieron que hacer trabajos forzados durante la dictadura comunista de Alemania del Este durante la Guerra Fría.
“Lamentamos profundamente que los productos para IKEA también hayan sido producidos por presos políticos en la RDA. Desde que se supo, IKEA ha trabajado constantemente para aclarar la situación”, dijo Walter Kadner, director ejecutivo y director de sostenibilidad de IKEA Alemania, a CNN.
“Hemos dado nuestra palabra a los afectados de que participaremos en la prestación de apoyo. Por lo tanto, acogemos con satisfacción la implementación del fondo de ayuda y nos complace poder cumplir nuestra promesa”.
Durante la Guerra Fría, los presos políticos y criminales en la Alemania del Este fueron obligados a construir muebles para esta compañía.
Los trabajos forzados en el gigante del mobiliario se revelaron en informes publicados por medios suecos y alemanes hace más de una década.
La realización de los muebles para IKEA se llevó a cabo en los años 1970 y 1980, de acuerdo a la investigación realizada por los auditores Ernst & Young.
Además, según el informe, los representantes de IKEA en ese momento probablemente sabían que se estaba utilizando a los presos políticos para hacer el trabajo.
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IKEA no es la única empresa que se lucró con trabajos forzados
El presidente de la Unión de Asociaciones de Víctimas de la Dictadura Comunista (UOGK), Dieter Dombrowski, llamó esta decisión como algo “innovador”.
“Tras conocerse que la empresa estaba implicada en trabajos forzados en prisión, IKEA aceptó nuestra invitación para hablar. Juntos hemos tomado el camino de la iluminación e IKEA trató a los afectados en igualdad de condiciones”, dijo Dombrowski a CNN. “Esperamos que otras empresas sigan el ejemplo de IKEA”.
Según UOGK, IKEA no es la única compañía que se benefició de esto, por el contrario, es una de las muchas empresas que hicieron trabajos forzados en prisión en la Alemania comunista.
El expresidente de UOGK, Rainer Wagner, ya había dicho en 2012 que IKEA es “solo la punta del iceberg” cuando pidió a las empresas que indemnizaran a los exprisioneros que aún tienen marcas psicológicas del encarcelamiento y el trabajo forzado.
La Alemania del Este estuvo gobernada por la Unión Soviética desde 1949 hasta 1990 y se instaló un estado comunista que fue conocido como la República Democrática Alemana o RDA.
Durante este periodo, miles de sus prisioneros fueron obligados a trabajar en fábricas, obteniendo así una mano de obra barata.
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