Las autoridades sanitarias le dieron luz verde a la venta de estos insectos para impulsar su consumo asegurando que no representa un riesgo para la salud
Las autoridades sanitarias de Singapur aprobaron la venta de 20 especies de insectos para el consumo humano.
La cocina de este país asiático se destaca a nivel internacional por su capacidad de fusionar todo tipo de sabores y adoptar otros platos del mundo para hacerlos completamente únicos.
Sin embargo, es posible que en los nuevos menús empiecen a aparecer todo tipo de platos hechos con insectos al ser una fuente alternativa de proteínas.
Todo se dio luego de que la Agencia de Alimentos de Singapur (SFA) le diera luz verde a la comercialización de estos pequeños animales para el consumo humano al no presentar un riesgo para la salud.
“Estos insectos y productos derivados pueden utilizarse para el consumo humano o como alimento para animales destinados a la producción de alimentos”, dijo.
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De esta forma, grillos, langostas, saltamontes, escarabajos, polillas, gusanos y hasta abejas podrán ser consumidos de ahora en adelante en Singapur.
La apuesta por comer insectos no es nueva y varios países tradicionalmente lo han hecho desde hace muchos años.
Sin embargo, a través de varios estudios se demostró que podría ser una gran alternativa para reducir las emisiones contaminantes que produce la agricultura y ganadería y ayudar a garantizar la seguridad alimentaria en el futuro.
El Foro Económico Mundial y la ONU también vienen promoviendo el consumo de insectos. Esta sería una alternativa fuente de proteína que ayudaría a reducir las emisiones contaminantes.
“Nuestro consumo de proteína animal es fuente de gases de efecto invernadero y del cambio climático. […] El consumo de insectos puede compensar el cambio climático de muchas maneras”, dijo el Foro.
Lo cierto es que para muchos la idea de comer insectos puede ser una experiencia desagradable por su aspecto y posible sabor.
Sin embargo, muchos científicos creen que la gastronomía mundial poco a poco se irá adaptando a este escenario. Es posible que muchos países tengan que adaptar sus regulaciones para garantizar la seguridad y salubridad de estos insectos.
¿Estarías dispuesto a consumir estos insectos para ayudar en la lucha contra el cambio climático?
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