No importa en qué lugar vivamos, el tendero del barrio siempre estará acompañándonos.
Hay recuerdos que no pueden ser borrados con tanta facilidad de nuestra mente; como los lugares o momentos donde nos divertimos cuando éramos niños y las personas que hicieron parte de esos instantes. Uno de los recuerdos que enmarca mi infancia, es cuando por fin los niños del barrio me dejaron entrar a un partido de fútbol por primera vez (yo era la única mujer). Este momento fue sublime, podía demostrar mis habilidades con el balón, las que mi padre todas la noches a través de entrenamientos caseros me incentivaba a perfeccionar.
Ese día hice mi primer gol y fue el inicio de una goleada inédita, tanto así que al finalizar el partido todos las vecinos se habían reunido alrededor para ver a aquella niña jugar. Fue una sensación que hasta ahora recuerdo con júbilo porque además me dio una entrada triunfal a la tienda del barrio: desde ese día el tendero de la cuadra nos empezó a acompañar en todos los partidos, era nuestro director técnico.
En medio de una contingencia como la actual, recordé a este personaje que me sigue acompañando independientemente de dónde viva, se replica por barrios, pueblos y ciudades. Los tenderos son quienes todo lo saben del lugar donde coexistimos.
Por eso, levantarse un domingo pandémico en la mañana, pensar en qué desayunar y darnos cuenta de que falta algo fundamental en nuestra mesa, implica buscar al mejor aliado, ese con el cual no corremos ningún riesgo y que nos echa una mano cuando más lo necesitamos, y en este caso la respuesta siempre la encontraremos en la tienda de la cuadra. Ya no es solo pensar en qué comprar, sino en dónde hacerlo, generando una nueva relación de acceso a los productos de uso cotidiano donde, sin duda, la cadena de producción tiene un impacto más significativo en los pequeños productores locales.
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Es importante resaltar que estas nuevas acciones inmediatas han impactado en la carga viral desde diferentes regiones, donde el valor de no salir de casa y no movernos lejos de nuestros barrios ha permitido que la cuantificación del virus no se eleve, haciendo que el flujo de compra en las tiendas de barrio tenga menos exposición con el virus y por ende una transacción mucho más segura.
A partir de esto, el movimiento #CompraCerca se empezó a implementar en países como Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Guatemala y República Dominicana, con el fin de invitar a las personas a promover el consumo en las tiendas de barrio, resaltando el valor que tienen todas las pequeñas acciones que hacen los tenderos para no detenerse en medio de la cuarentena y que en conjunto los hace gigantes porque nos salvan cada día cuando algo hace falta en nuestros hogares.
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Igualmente diferentes empresas del sector industrial se unen a la iniciativa Tienda Abierta,Tienda segura , acompañando a los tenderos a través de contenido pedagógico, con el fin de implementar todas las normas de bioseguridad tanto para el lugar, como para los que acceden a hacer las compras.
Una vez más, recordando las anécdotas del pasado y viviendo realidades como las actuales, puedo constatar la relevancia que tienen estos Pequeños Gigantes para el país.