Quizá es momento de realizar este tipo de eventos deportivos en países donde se respeten los derechos humanos a plenitud
Casi ningún otro mundial de fútbol había estado envuelto en tanta polémica como lo está el próximo torneo a celebrarse en Qatar el 21 de noviembre de este año. Acusaciones de haber utilizado mano de obra forzada, prohibiciones por homofobia e incluso corrupción han opacado uno de los eventos deportivos más esperados por los fanáticos.
Corrupción
Desde que en el año 2010 se anunció que Qatar sería la sede oficial de la Copa del Mundo en el 2022, muchos fanáticos y especialistas comenzaron a ver con escepticismo la elección. Principalmente porque esta nación del Medio Oriente nunca había clasificado para un mundial en el pasado, pero sobre todo por algunos rumores que comenzaron a circular sobre un posible soborno a los miembros de la FIFA. Pese a las sospechas, una investigación independiente de la Federación de Fútbol no arrojó luces en esta materia.
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Si bien nada de esto logró demostrarse, han surgido otras “Banderas Rojas” que podrían indicar que no todo se ha llevado de la manera correcta.
Esclavitud moderna en Qatar
Para el año 2016 la ONG Amnistía Internacional había denunciado en un reportaje titulado “Qatar, la Copa Mundial de la Vergüenza” las condiciones en la que esta nación mantenía a miles de inmigrantes en puestos de trabajos con pocas condiciones laborales.
Para este nuevo campeonato los organizadores construyeron nueve estadios nuevos, remodelaron algunos otros, se levantaron aeropuertos y nuevas líneas de metro. Casi todo esto fue gracias a la fuerza laboral impulsada por inmigrantes.
Según Amnistía Internacional, existen en Qatar 1 millón 7 mil trabajadores migrantes en Qatar, más del 90% de la mano de obra de ese país, de los cuales 3.200 de ellos estaban en la remodelación del estadio Jalifa.
Para estos inmigrantes su vida es lo más parecido a un infierno ya que ven retrasos en el pago de sus salarios, soportan condiciones de hacinamiento, falta de higiene e incluso tienen prohibido abandonar las instalaciones del estadio.
«Aún recuerdo mi primer día en Qatar. Prácticamente, lo primero que hizo un agente que trabajaba para mi empresa fue quedarse con mi pasaporte. Desde entonces, no lo he vuelto a ver», comentó para Amnistía Internacional un jardinero de Bangladesh.
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Para Qatar, las cifras oficiales de fallecidos, entre los trabajadores de estas obras, son 37 muertos entre 2014 y 2020 vinculados a la construcción de los estadios. Por el contrario, la OIT afirmó que al menos 50 trabajadores murieron y más de 500 resultaron gravemente heridos solo en 2021.
Homofobia y machismo
Entre los fanáticos de este deporte se encuentran, como en muchos otros, hombres y mujeres gays. Los cuales viven bajo una legislación bastante opresiva en Qatar, lo que ha llevado a algunas organizaciones a pronunciarse en contra de esto.
Si bien la nación ha admitido algunos avances en torno a este tema, algunas organizaciones de derechos humanos han alertado que el “progreso” ha sido lento e insuficiente.
“Somos un país relativamente conservador, lo que significa que las muestras de afecto en público no forman parte de nuestra cultura”. Se justificó en su momento el Secretario General de la Copa del Mundo Qatar 2022, Al Thawadi.
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