Varios exmiembros de los Testigos de Jehová de España han denunciado abusos contra su persona y, gran parte de ellos necesitaron tiempo para darse cuenta de que habían sido engañados. Para entender a qué se debe hemos hablado con un experto en problemáticas sectarias
En los últimos meses, varios exmiembros de distintas congregaciones de los Testigos de Jehová de España han denunciado abusos sexuales, coacción e intromisiones en su vida privada.
El último en hacerlo ha sido Juan Bourgon. Porque, como explicó a El Periódico, fue expulsado recientemente del grupo por preguntar acerca de los abusos sexuales cometidos por miembros de la confesión en Estados Unidos.
Antes de formular sus denuncias, estas víctimas necesitaron tiempo para darse cuenta de que más que adeptos del grupo religioso, habían sido víctimas de un sistema sectario. Algo que nunca les traería la “salvación”, como se predica desde la misma confesión.
Para entender por qué razón cuesta tanto abandonar la congregación hablamos con el Doctor en Psicología y director de Emaaps (Equipo Mutidisciplinar para el Asesoramiento y Asistencia en Problemas Sectarios), Pepe Rodríguez.
Estas víctimas necesitaron tiempo para darse cuenta de que más que adeptos de un grupo religioso, habían sido víctimas de un sistema sectario
La dificultad de salir de la “burbuja salvadora”
Muchos adeptos apenas tienen contacto con el mundo real y viven toda su vida encerrados en una “burbuja salvadora” de la cual no quieren salir porque les han inculcado miedo a hacerlo.
“Lo que resulta muy difícil para demasiada gente —dice Rodríguez— es enfrentarse a su vida cotidiana y gestionar de forma mínimamente adecuada sus emociones. Los que quieren salir de una ‘secta’ no son más que una pequeña parte de todos los que lo han intentado previamente”.
La poca conexión que tienen con el exterior tampoco les ayuda a abrir los ojos. Las creencias entran por el canal emocional, por lo que las críticas hacia ellas se interpretan como un ataque a la misma persona.
En el caso de tenerlas en cuenta, podrían pensar que toda su vida ha sido un engaño, un fracaso. Algo que provoca que “intentar dialogar o debatir con un fanático sea una misión imposible”.
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Gran parte de las personas que viven en un grupo tan hermético como los Testigos de Jehová únicamente tienen a su familia y a amigos de la congregación. Otra razón por la cual abanonar la confesión les suscita tanto terror, ya que si lo hacen éstos serán los primeros en marginarles. “Tienen prohibido bajo pena de expulsión hablar con un excluido o con quien abandona el grupo”.
Se producirá una desconexión a partir de la cual quedarán solos. Socialmente aislados y sin nada a lo que agarrarse. Algo con lo que, indirectamente, les hacen entender que si salen lo pierden todo.
Tampoco pueden utilizar su criterio para analizar o valorar las ideas que les transmiten. El pensamiento individual y el acceso a información ajena al colectivo están totalmente restringidos. Por ello, prácticamente todas las ideas, creencias y parte de sus conductas están mediatizadas por lo que han aprendido en la congregación.
La anulación o restricción severa de la libertad de pensamiento es una táctica de manipulación sectaria que se aplica en todas las religiones. Pero en un grupo pequeño, como los Testigos de Jehová, es más intensa.
Hay muchos que llevan demasiados años o que, incluso, nacieron en la congregación, lo cual ha influido en su personalidad de forma permanente. “En las familias con afilición a algún tipo de creencia se suele potenciar la rigidez y la subordinación en el carácter de los hijos”. Y esto solo les hace más propensos a tener una fe ciega en un sistema sectario sin ni siquiera ser conscientes de ello.
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Pero, la desprogramación es posible
Diego Hidalgo fue Testigo de Jehová durante muchos años, donde llegó a ser anciano de la confesión —líder de una congregación—. Con el tiempo, Hidalgo se dio cuenta de que todo aquello era una falacia.
Ahora es director de Liberados, asociación que ofrece consejo a los miembros que quieren abandonar el grupo, y lleva 8 años siendo desprogramador. En otras palabras, intentando demostrar a aquellos que quieren salir de la confesión que no todo es verdad. Para ello, les crea dudas razonables y trabajan en ellas hasta que les hace ver que han sido víctimas de una “mentira”.
“Les enfrento a los cambios de doctrina y a las contradicciones que la confesión ha tenido a lo largo de los años y como esto ha llegado a ejercer un efecto negativo sobre algún miembro”.
Hidalgo lleva 8 años como desprogramador: intentando demostrar a aquellos que quieren salir de la confesión que no todo es verdad
Sin embargo, no se trata de una tarea fácil y no siempre lo ha conseguido. “Hay personas que no quieren ver la verdad porque no pueden aceptarlo psicológicamente”. Pero ha habido otros casos en los que su terapia ha funcionado y, de hecho, a lo largo de este tiempo ha conseguido desprogramar a alrededor de 40 personas.
Israel necesitó 21 años
Israel Florez nació siendo Testigo de Jehová. En 1979, cuando solo tenía 5 años, un miembro de la confesión religiosa abusó sexualmente de él. No fue hasta el 2000 cuando tuvo fuerzas para contarlo en la congregación de la Puerta del Ángel de Madrid. Sin embargo, la respuesta que obtuvo no fue la que esperaba: “me dijeron que no contara nada”.
Cinco años después se desvinculó por completo: dejó de asistir a las reuniones y de relacionarse con otros miembros. De este modo, abandonó el grupo para siempre. Como la mayoría de los que se han marchado, lo hizo por la puerta de atrás y, prácticamente, sin contar con el apoyo de nadie.
A lo largo de este tiempo Hidalgo ha conseguido desprogramar a alrededor de 40 personas
Pero, con el tiempo, empezó a moverse por las redes sociales y se dio cuenta de que no había sido la única víctima. Había otras personas que lidiaban en solitario con las injusticias sufridas y cuando se encontraron se unieron. Así, acabó naciendo el colectivo Abusos TJ, cuyo objetivo es ayudar a las víctimas, ofrecerles ayuda legal y visibilidad en los medios.
Ya son 100 personas las que forman parte de éste y, por el momento, ya han formulado aproximadamente 20 denuncias. Con ello no pretenden destruir a los Testigos de Jehová, solo que cambien sus políticas para que nadie más tenga que sufrir lo mismo que ellos en su día.
Ellos han conseguido rescribir su historia, ahora es el turno de todo aquel que quiera vivir su vida fuera de la congregación.
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