¿Qué son las violencias machistas digitales?¿Por qué canales, contenidos o tipos de mensajes se promueven?¿Quiénes son los agresores?
En el espacio digital construimos relaciones personales, profesionales y políticas. Tenemos una identidad propia. De la misma forma que las violencias machistas se reproducen en otros ámbitos, en internet han encontrado su forma específica de propagarse. En el Día Internacional contra la Violencia de Género es necesario recordar que la violencia machista online existe y tiene consecuencias directas sobre las vidas y cuerpos de las mujeres que la sufren.
Si comparamos estas violencias machistas con las que se viven en otros espacios, esta sería especialmente dolorosa por su normalización. Se permite, en general sin ningún tipo de control, que llegue incluso a producir el abandono de las mujeres de las redes sociales. Así ocurrió, por ejemplo, con la periodista Cristina Fallarás, que dejó Twitter porque llegó a recibir mil agresiones por minuto.
Uno de los mayores estudios realizados en esta línea es un informe financiado por el Ayuntamiento de Barcelona y coordinado por la fundación feminista Calala. «El entorno digital ha configurado nuevas tácticas, estrategias, herramientas y repertorios de acción tanto por parte del ciberfeminismo como de la reacción patriarcal», explican al comienzo. «El machismo activo en el espacio virtual se ha mostrado además especialmente agresivo con aquellas figuras que representaban voces y posiciones políticas feministas, anteriormente contrahegemónicas y hoy en día cada vez más mainstream, capaces de articular poder, influencia y narrativas».
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Los datos de la violencia en línea
¿Qué son las violencias machistas digitales? ¿Por qué canales, contenidos o tipos de mensajes se promueven? ¿Quiénes son los agresores? Estas serían las preguntas que tratan de resolver a través de una encuesta a mujeres que han sufrido este tipo de violencia.
«Facebook (73,37%) y Twitter (65,21%) son, sin duda, las redes donde se percibe más agresividad».
«Facebook (73,37%) y Twitter (65,21%) son, sin duda, las redes donde se percibe más agresividad. En Twitter los ataques son más públicos, mientras que en otras redes como las de mensajería instantánea o Instagram se invisibilidad más por producirse a través de mensajes individuales», destacan entre las conclusiones.
También que solo el 40% de las encuestadas que han sufrido este tipo de violencia han denunciado, el 36,41% dentro de la plataforma. Y solamente el 9,24% ha realizado una denuncia a la policía.
En cuanto a las consecuencias, la ansiedad aparece en el 40,76% de los casos; la tristeza y depresión, en el 35,87%; y el miedo, en el 30,43%.
Diccionario para identificar la violencia
Solo aquello que tiene un nombre puede ser contado y denunciado. Precisamente por ello, asignar una palabra específica para cada tipo de violencia online se vuelve imprescindible para saber detectarla y denunciarla después. Estas son las violencias más comunes que citan las mujeres del mismo estudio:
Los mensajes no autorizados o no deseados afectan a una mayoría de las encuestadas (84,78%). Se trata de mensajes que pueden contener desde amenazas o insultos hasta fotos sexuales intimidatorias.
Las expresiones discriminatorias son reportadas por el 72,28% de la muestra. Mientras que el 69,57% denuncian acoso.
El sealioning, sufrido por un 65,22%, se refiere a hacer preguntas sin un interés real en la respuesta con el objetivo de hacer perder tiempo al interlocutor o interlocutora. A través de la insistencia supuestamente cordial se consigue hacer perder los nervios a quien defiende una postura.
Casi el 37% de las mujeres exponen que han sufrido amenazas. En estos casos se utiliza el terror sexual, es decir, las amenazas con agresiones sexuales y violaciones.
El doxing, denunciado por un 28% de las mujeres, consiste en revelar o divulgar información de una persona sin su permiso. Por ejemplo, cuando se utilizan fotos de de un perfil privado en uno público para que la persona se sienta expuesta. En este caso, el o la agredida sienten que pierden el poder de decidir la información que publican o no en sus redes.
El spyware, con un porcentaje del 13,04%, es un programa malicioso de espía (malware) que sirve para recopilar información de un dispositivo y difundir la información sin permiso.
Desde el informe invitan a identificar las dinámicas tóxicas e intentar revertirlas. ¿Cómo? Configurando estrategias colectivas de ciberdefensa, acompañamiento, seguimiento y documentación de perfiles de agresores. Difundiendo así los recursos y herramientas existentes para denunciar este tipo de abuso.
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